martes, 12 de noviembre de 2013

MÚSCULO ESQUELÉTICO: ESTRUCTURA MACRO-MICROSCÓPICA

Nuestro sistema locomotor está compuesto por otros dos sistemas íntimamente relacionados, el esquelético y el muscular.
Este último es el de  mayor interés para nosotros y el que en esta ocasión abordaremos.

Histológicamente, el músculo esquelético está compuesto por células estriadas (por el patrón de bandas transversales observadas al microscopio), multinucledas y de forma cilíndrica.

Un músculo, generalmente organizados en paquetes antagonistas entre si (flexores-extensores, por ejemplo). Solo es el resultado de un gran racimo de miocitos esqueléticos agrupados por tejido conectivo de tipo colágeno, este tejido conjuntivo se encarga de envolver periódica y sistemáticamente a un grupo de fibras musculares para formar primeramente, un fascículo, posteriormente, un músculo propiamente dicho. Para lograrlo, estas interfases de organización para el sistema muscular son agrupadas en un endomisio (tej. conectivo que envuelve a todas y cada una de las fibras musculares; perimisio (envuelve a todos los fascículos) y; epimisio (envolviendo a todo el músculo y cuya condensación final en los polos de ese músculo dará lugar a la formación de un tendón el cual, es el medio de inserción a los huesos. De increíble resistencia).
 Hasta aquí, respecto a la estructura macroscópica del músculo estriado, el responsable de permitirnos el movimiento coordinado, fino y, sobretodo, VOLUNTARIO.






Siguiendo en el mismo orden de ideas pero ahondando un poco más, vamos a repasar y mencionar la estructura a nivel microscópico de una fibra muscular esquelética, lugar en donde reside el mecanismo básico de contracción y, por lo tanto, de funcionalidad fisiológica normal.

Una fibra muscular, cambia el nombre de varias de sus estructuras haciendo alusión a su unidad funcional: El SARCÓMERO.
De esta manera, tenemos que la membrana plasmática (sarcolema), el citoplasma (sarcoplasma), retículo endoplásmico liso (retículo sarcoplásmico) y las mitocondrias (sarcosomas) cambian su nombre.

Una sola célula muscular posee en su interior una gran cantidad de miofibrillas con arreglo longitudinal y asi, podemos observarlas al microscopio. Las miofibrillas cobran real importancia al saber que están constituidas por sarcómeros (unidad funcional de contracción) del cual inmediatamente hablaremos de su estructura.

Conformado por 5 proteínas fundamentales (comunmente conocido por dos: actina y miosina): Actina F, actina G, tropomiosina, troponina (con sus tres partes globulares) y, por supuesto, miosina.

La conjunción y arreglo entre ellas dentro del sarcómero hace que se presenten patrones de bandas y líneas las cuales son: línea o disco Z (límite entre sarcómeros), banda I (de actina), banda A (de actina y miosina), banda H (sólo miosina).

Estos componentes son los encargados junto con los demás organelos, de producir la contracción muscular que, inicia en la placa neuromuscular con la transmisión de un potencial postsináptico excitatorio que se transmite a través del sarcolema y de unas invaginaciones (túbulos T) que llegarán a provocar la apertura de canales para Ca++ provocando que la cisterna terminal (en el retículo sarcoplásmico) libere masivamente su contenido de Ca++, esto, provocará que el calcio liberado hacia el sarcoplasma interactúe con la porción C de la troponina ocasionando el cambio de lugar de la tropomiosina a lo largo de la actina F para dejar libre un espacio para la unión de la cabeza de miosina que posee una ATPasa y provocar mediante la hidrolización de ATP el llamado GOLPE DE FUERZA , o sea, el mecanismo de contracción en su más mínima expresión, esto ocasiona que las bandas I junto con las bandas H desaparezcan al deslizarse la actina sobre la miosina, lo cual se expresa en una disminución del tamaño de la sarcómera y manifestando, la contracción muscular como la conocemos.



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